20 de junio de 2013

¡Los grandes cambios asustan! En mi primer año universitario...


Mis pocos pero queridos lectores, hoy me ha entrado curiosidad por saber… 

¿Qué edad tenéis? ¿Habéis ido a la universidad? ¿Sí? ¿Todavía no? 
O es que quizás... ¿Esta no ha entra ni entrará en vuestros planes de vida?

Bien, sea como sea, hoy no vengo a soltaros la chapa contaros solamente cosas sobre mi experiencia en el primer curso de  universidad, sino que sobretodo quiero hablar de los fuertes cambios que experimentamos a lo largo de nuestra vida, aquellos que toooodos hemos pasado alguna vez. Y a la vez, remarcar lo muucho que aprendemos de ellos. ( o al menos, lo que deberíamos aprender.)
De la primaria a la ESO, de un trabajo a otro, de vivir con los papas a vivir solos.¿Os suenan de algo? Son cambios que normalmente asustan mucho de entrada. Taaantas dudas y miedos, ¿verdad? Pero también esperanzas de que el cambio sea para mejor. Esos miedos  acostumbran a desvanecerse una vez se ha hecho la transición. Y a demás, a partir de estos cambios repentinos crecemos como personas y desarrollamos armas para afrontarnos mejor a nuevas situaciones. Imaginaros sin ellos, lo aburrido que sería todo.

Cada uno lo afronta los cambios a su manera. Yo soy de esas personas que esto del cambio me causa mucha ansiedad, pero que a la vez tengo muchas ganas de que ocurra. Creo que des de fuera se me ve como una gran amante de la estabilidad y de la planificación, pero la verdad es que me atraen bastante los cambios y las situaciones no planeadas. Y pues, así de contradictoria me encontraba el año pasado ya cuando terminaba el bachiller. Os sitúo. 


Siempre había ido al mismo colegio, des de los 3 años hasta los 17. Flipad, ¡Cuanto tiempo allí metida! Eso significa que había presenciado solamente un ambiente: el de un colegio concertado-privado de centro de ciudad. Y todo lo demás, me quedaba absolutamente desconocido

La verdad es que tenía una ganas ENORMES de cambiar de aires, por mucho aprecio que les tuviera a mis compañeros y profesores. Básicamente, necesitaba refrescarme y empezar de nuevo en otro lugar para sentirme mejor. Como nos pasa a todos cada cierto tiempo. 

Sin embargo, también tenía una preocupación encima de dos pares. A parte de la dificilísima decisión de la carrera, me preguntaba cómo iba a a ser mi vida universitaria. ¿Me adaptaría? ¿Sería un caos? ¿Haría amigos? Las típicas preguntas a las que tendía a dar respuestas negativas, "por si acaso" y  "para no hacerme expectativas". Algo que pensaba constantemente era...

"Tengo 17 años y soy una adolescente más que perdida... ¿Cómo voy a decidir lo que quiero hacer durante el resto de mi vida? ¿CÓMO?" - todavía me lo pregunto. Básicamente, no he encontrado lo que me apasiona.

Y al finaal...

¡Todo salió perfecto! Finalmente me decanté por la desprestigiada desconocida carrera de Humanidades ( véase aquí la influencia que tubo mi amiga Irene, a quién podéis visitar en The Soul Shows ) Y no puedo estar más contenta con lo que he vivido este curso, me ha pasado  realmente rápido, y he aprendido mucho en las asignaturas que más me he aplicado: Antropología y literatura comparada entre otras. 

Tampoco voy a mentir. Este año para mí no me he dejado los codos como el pasado. Necesitaba un respiro a la vez que calmar a mi ego inconformista. Pero no siempre es así en la universidad. Algunos de mis amigos han estado saturados de faena del primer al último día, aunque también admiten que el cambio les ha favorecido. 

A parte de lo académico, he podido aprender otras muchas cosas de la vida universitaria y sobretodo, de las personas con las que me he rodeado. Pero eso, amigos, ya es otro post - ¡El siguiente! -, que sino este quedaba más largo que La Bíblia y me mataríais! ;)



NO OS OLVIDÉIS DE SEGUIRME EN BLOGLOVIN' , ¡QUE EL GOOGLE READER CIERRA PUERTAS DENTRO DE NADA!

Mi amiga Laia y yo.. ¡Lo mejor que me ha ocurrido en la universidad!

Y VOSOTROS... ¿CÓMO AFRONTÁIS LOS CAMBIOS? ¿QUÉ HABÉIS APRENDIDO DURANTE EL CURSO? ¿QUÉ PENSÁIS SOBRE LA UNIVERSIDAD?

9 de junio de 2013

¡Que la Depresión Bikini no te pille desprevenida!


¡Te encaaantan las vacaciones!  Estamos a principios de junio y tu ya sueñas con su llegada. Como no… ¡son el gran lujo del año! Están repletas de placeres que solo te puedes permitir en estos meses: Poder ir a la piscina, zambullirte en el mar,  relajarte en una cómoda hamaca, ponerte morena, sentirte sumamente libre....

Ansias esas tardes en el bar con las amigas, esas en las que la música veraniega suena de fondo y no podéis pararos de reír. Y amas los viajes inesperados,  el perderte en una ciudad con una arquitectura alucinante. Es todo taaaan idílico (DEMASIADO, malditos anuncios que suben las expectativas!) Y piensas..."¡Qué llegue ya, por favooor!

Pero de repente ocurre algo.    
Te acuerdas del bikini del año pasado y de cómo ya no te vale. Ahora debes comprarte otro y detestas tener que probarte 20.000 hasta encontrar alguno que vaya contigo. Lo odias. Recuerdas cuánto te molesta la ropa de verano: los tirantes, los escotes, los pantalones-braga, TODO. ¿Por qué? 

Porqué recuerdas que te sienta fatal y lo incómoda que estás cuando los demás no solo pueden ver tu cuerpo, sino que también pueden analizarte. “No tiene culo” “Le sobran michelines en la tripa”, “Esa celulitis…”. Quedando  al descubierto todo aquello que habías estado escondiendo durante el año con leggins push-up, wonderbras, y las capas de más típicas del invierno. 
Detestas el verano porque detestas tu cuerpo. 


Entonces recuerdas el verano pasado. Las peores partes, por supuesto. Tu mejor amiga te invitó a la piscina con ella y sus amigos pero rechazaste la oferta. “Es que no me gusta demasiado el agua” fue tu excusa. Te morías de ganas por ir pero para no ponerte el bikini y evitar esa incomodidad pasaste. “Estaré mejor en casa”. Y des de luego, terminaste comiendo un kilo de helado sola en el sofá, lamentando tus curvas imperfectas.

Luego te pusiste a mirar el Facebook. Cómo cada año, las chicas que te rodean no paraban de subir fotos en bikini cada dos por tres. "¿Qué necesidad tendrán de exhibirse tanto?" No lo sabías, pero se veían seguras, bonitas, riéndose. ¿Por qué tu no podías ser como ellas? Te comparabas y la mayoría te parecen mejores que tú. 

Lloras y decides que este año pasas del verano.

Definitivamente, detestas esta sociedad, a las modelos y a la publicidad

La típica chica que te encuentras en la playa.
Pero sobretodo te detestas a ti, que llorando de esta forma le estás dando la razón “Tú ganas, tu has impuesto el modelo perfecto de chica.  Es injusto, pero mi mayor deseo es llegar a él. Tú ganas.”

Le cuentas todo esto a tu mejor amiga. Ella es una chica normal. A ti te parece mona, pero más por su encanto de personalidad que por su físico. En realidad, es una del montón. Pero del montón que se ponen el bikini y van a la piscina sin complejos. 

- "¿Estás tonta? -te dice indignada- ¿Sabes que tienes un cuerpo de lo más sano y bonito? Ya le gustaría a Natalia tener tu cintura, ya le gustaría a Miranda tener esas piernas. Venga ya, que no seremos modelos, pero tenemos que aceptarnos tal y como somos. No vamos a poder cambiar nuestra constitución por mucho que lloremos."
Vuelves a casa con tu falsa seguridad causada por los piropos de tu amiga pero al verte en el espejo y decaes otra vez. “Nadie me va a querer con este cuerpo” “No me extraña que no tenga pareja” “No soy atractiva, y nunca lo seré”.
Y así pasas el  junio, julio, agosto y septiembre. Lamentándote. Compadeciéndote. Intentando dejar de comer tus lujos de chocolate sin éxito, saliendo a la calle con pantalones largos a 40 grados mirando las piernas de las otras chicas. “Las  guapas tienen la felicidad incluida”. Y ni te cuestionas lo que piensas. Mujer, estás fatal.

Y es que este año tampoco has hecho los deberes. Has pasado de quererte, otra vez.  No has afrontado tus miedos de frente, tan solo has tratado de esquivarlos. Huyes. Pero no sirve de nada: los complejos volverán al año siguiente. 

Hasta que te mires y dejes de juzgarte. Hasta que te enfrentes a tus complejos de frente y los venzas. Hasta que seas suficientemente fuerte para relativizar y dejar de mirarte el ombligo. 
Hasta que te aceptes.

Y tú...
 ¿Ya has hecho los deberes? ¿Te has sentido así alguna vez? ¿Tienes complejos a la hora de ir a la playa? ¿Los has superado? ¿Cómo? ¿Cuál es la clave para aceptarse?

¡Besos a todos y sed felicees! 
PD: Por fin he terminado exámenes y tengo muchas ideas para nuevos posts! :D
PD2: Seguidme en BlogLovin y en Twitter